Relato: El demonio se esconde bajo la espada
Mi primer recuerdo es el siguiente: una puerta desvencijada abriéndose delante de mí y mostrándome un corpulento señor cuya enormidad me hizo romper a llorar. Puede que por aquel entonces yo tuviera diez u once años, pero no estaba preparado para nada. La mujer que tenía detrás me dio un brusco empujón y se fue. Ni siquiera giré la cabeza para ver cómo se alejaba. Para mí mi madre acababa de morir. El hombre me había rodeado con los brazos y me daba suaves palmaditas en la espalda. –Tranquilo, pequeño. Ahora estás conmigo. –No pareció necesitar ninguna explicación, ya que me hizo pasar. Pasamos por una habitación llena de hombres fornidos que vociferaban golpeando jarras de cerveza en un comedor. Recuerdo que llevaban espadas colgadas de los cintos y vestían uniformes muy brillantes. El hombre corpulento, que se llamaba Burp, me llevó a mi nueva habitación. –Mañana empezará tu entrenamiento. Prepárate. Me estuvieron entrenando en el arte de la espada durante diez