Relato: ¿Y si voy a una discoteca?

Había pasado mi hora de dormir, así que decidí ir a dar una vuelta por el barrio de alrededor de mi casa, aprovechando que nunca lo había visitado de noche y teniendo en cuenta que era una zona turística.
Hombres de color y cuatro gatos sentados en algún que otro bar. Por lo demás, no había nadie en la calle. Espera, un grupo de chicas esperando en la parada del autobús. Las miro con descaro, intentando predecir sus reacciones: todas me ignoran. Todas no, dos de ellas, algo más apartadas, me dedican una sonrisa de gata, provocando que me ponga más nervioso de lo que ya estoy.
Me odio a mí mismo por pensar si serán prostitutas o si me sonríen con honestidad.
Sea como sea, sigo mi camino. No he cruzado ni una manzana que otras tres chicas me abordan.
-Hello -me dice una de ellas-. Ticket? Disco? Dance, mojito?
Por el rabillo del ojo veo cómo una de ellas me rodea.
-Yes. Party -contesto.
Enseguida me colocan una pulsera y me señalan un pub a cinco pasos. Sonrío, nervioso. Es cierto que tenía hace ya tiempo curiosidad sobre cómo sería el sitio, pero, que me hayan metido a base de sonrisas en la boca del lobo me pone alerta.
Voy hasta allí, donde otra chica me pregunta lo mismo que la de antes. Mi respuesta se basa en levantar la muñeca que lleva la pulsera de papel. Con una sonrisa radiante y preguntándome que de dónde soy, me conduce hasta el portero.
-¿Tenéis bebidas sin alcohol? -pregunto, sintiéndome incómodo. -Ella ríe.
-Claro, tranquilo, ya se ve que vas algo subidito -enarco una ceja, intentando marcar mi desacuerdo, ya que no bebo-. Tranquilo, si lo pone en tu camiseta: Rien de rien. <<Nada de nada>>.
El portero me pide diez euros, que le doy deseando que no sean malgastados. La chica me conduce, con chistes que sólo escucho a medias, hasta la puerta.
-Si te soy sincero, no soy mucho de discotecas, así que no sé exactamente cómo va esto -me sincero, buscando algo de aceptación.
-No pasa nada, esto es un lugar tranquilo.
Durante un momento creo en ella, ya que sólo se escucha un murmullo tras la puerta de cristal que está a punto de abrir.
Hasta que la abre y un sonido potente y que intenta ser animado inunda mis oídos.
La chica empieza a bajar unas escaleras de mármol blanco, y yo doy gracias porque no ha visto mi cara de susto.
<<Ya verás cómo me caigo>>, pienso mientras intento ver en medio de la penumbra.
Sólo escucho la música electrónica, ni una sola voz humana.
Y mis temores se confirman cuando veo que, en la pista de no más de diez metros cuadrados, no hay nadie.
-Esto enseguida se va a animar. Mientras tanto, ahí tienes a dos amigos. -Me señala a una pareja sentada en unas butacas blancas del fondo.
Habla algo rápido con el DJ y vuelve hacia mí soltando risotadas. Seguro que se han burlado de mis pintas, pero qué le vamos a hacer.
Me hace señas para que la siga y se zarandea, en un tipo de baile frenético, hacia las butacas. La sigo, esperando que no se vaya muy lejos porque no veo a dos metros de mí: hay una humareda que cubre el ambiente, acompañada por unos haces de luz que me ciegan cada vez que me alcanzan, además de la odiosa música.
Decido sentarme, acción que, para ella, significa que su trabajo está hecho, por lo que se va pegando brincos.
Decido acomodarme y mirar un poco alrededor, pero pronto me aburro. Cojo el móvil, deseoso de compartir por las redes sociales mi experiencia.
El hecho de que no haya cobertura me hace pensar que todo sea una farsa para atraer a incautos que luego sirvan como sacrificios humanos.
Acepto que no puedo entrar en ninguna web y decido escribir en una app de notas. Al menos me servirá para transcribirlo mañana.
Mientras escribo, va viniendo gente. Les observo, intentando entender sus movimientos respecto a la música, pero sólo puedo sacar el pensamiento claro de que estarán borrachos. Brincos, zarandeos y gritos de júbilo que intentan alcanzar el volumen de la música.
Pensamientos amargos cruzan mi mente. ¿Así se comporta la gente de mi edad? ¿Esto es a lo que se va a una discoteca? ¿Tan discordante soy?
Me levanto despacio, intentando no atraer la atención de nadie, y me largo del lugar. En mi casa, la cama me espera.

Comentarios